MARZO 9
Una apuesta acaba con Herb Brown (1990)
3/9/2016 - 8:32 AM
Herb Brown (Nueva York, 14/III/1936), hermano mayor de Larry, uno de los entrenadores más prestigiosos de la NBA, trabajó también muchos años en esta liga, y en Puerto Rico y en España. Aquí lo hizo en el Joventut, el Taugrés y el Pamesa.
JUAN ANTONIO CASANOVA
Su salida del primero de estos clubs fue ciertamente polémica. La razón fue el pago de una apuesta, pero en realidad esa era la gota que colmó el vaso de la paciencia de los badaloneses, porque la relación entre el técnico y los jugadores estaba ya muy deteriorada.
Nadie ponía en duda sus conocimientos del baloncesto, pero el trato de Herb Brown con casi todos los demás miembros del club, empezando por los jugadores y su ayudante, Pedro Martínez, dejaba mucho que desear. Para empezar, había querido imponer unas normas muy rígidas sobre la vestimenta (no se podía llevar tejanos) y el afeitado. Llevaba un reloj de Mickey Mouse y solía repetir: “Mickey dice que es hora de salir”. Y el autocar salía y más de una vez un jugador que llegaba un minuto tarde tenía que empezar a correr tras el vehículo. “Me da vergüenza que sea americano”, llegó a confesar en privado su pupilo y compatriota Reggie Johnson, que no era precisamente un tipo raro.
Una de sus invenciones fue montar un concurso de tiro entre los jugadores después de los entrenamientos. Y en uno de ellos, en un viaje a Sarajevo en las semifinales de la Copa Korac, se armó el lío, el último, cuando pretendió que las 3.000 pesetas que estaban en juego las pagara Miquel Giró, el gerente, con quien por cierto no se llevaba mal, en nombre del club. El gerente se negó y el entrenador se puso de morros durante todo el viaje, así que al regreso el club dijo basta y le echó, pagándole los meses que le quedaban de contrato… y la casa de Alella, en la que siguió viviendo hasta el final de la temporada, porque el técnico y su esposa, puertorriqueña, habían alquilado las que poseían en Estados Unidos. Lo bueno es que dos años después Herb Brown llamó a Francesc Cairó, hombre fuerte de la Penya, diciéndole que quería volver.
Con Pedro Martínez, que tenía sólo 27 años y había llevado a los júniors del club a tres títulos españoles, en su puesto, y Montero y Villacampa como motores, el Joventut ganó aquella Copa Korac, imponiéndose en los dos partidos de la final (98-99 y 96-86) al Scavolini de Pesaro que dirigía Sergio Scariolo, también en su debut como primer entrenador en la élite.