Jugador, entrenador y directivo. Sobre todo, un directivo de mucha categoría. Anselmo López fue uno de los más destacados dirigentes nacidos en España (Velayos, Ávila, 5/V/1910), primero en el baloncesto y después como mano derecha de Juan Antonio Samaranch en el movimiento olímpico.
JUAN ANTONIO CASANOVA
Fue el gran impulsor en España del minibasket, de cuyo comité internacional era presidente, y en pocos meses llegó a captar más de 100.000 niños y niñas para esta especialidad. Su desahogada posición económica, como director general y consejero delegado de una gran empresa de transportes, Transfesa, le permitió dedicar muchísimo tiempo a su gran pasión, el deporte.
Su trayectoria comenzó al leer un anuncio en el que el Espanyol buscaba jugadores para su sección de baloncesto, deporte que compaginó con la vela, el atletismo y la natación. Acudió y entró en el tercer equipo, desde el que fue escalando posiciones hasta llegar al primero y formar como titular en la final del Campeonato de Catalunya que ganó en 1932. Después de la Guerra Civil, en 1939, se convirtió en su entrenador y como tal consiguió dos años después el título en el Campeonato de España.
Su condición de inspector fiscal del Ministerio de Hacienda le llevó sucesivamente a Huesca, a Badajoz y a Madrid, y en todas partes contribuyó a desarrollar el baloncesto. Entrenó al Real Madrid y de 1947 a 1952 fue seleccionador nacional. Una selección que por culpa de la Guerra Civil únicamente había disputado antes cinco partidos en toda su historia y solo uno (en 1943) después de la plata en el Europeo de 1935. Hasta 1950 fue también entrenador del grupo, cargo este último que dejó en manos primero del estadounidense Michael Rutzgis y luego de Eduardo Kucharski (que seguía siendo también jugador del equipo) y Alfredo Borrás. En total, 28 partidos.
Fue vicepresidente de la Federación Española y, de 1966 a 1971, presidente, cargo que dejó por sorpresa en una asamblea. Le sucedió Ernesto Segura de Luna, quien a la muerte de aquel, en Madrid, el 14 de diciembre del 2004, le recordaba como "un gran amigo, una gran ayuda y una de las personas que más ha hecho por el baloncesto español".
Aunque nunca dejó del todo el baloncesto, Juan Antonio Samaranch se lo llevó primero al COE y después al COI, en el que fue director de Solidaridad Olímpica, organismo dedicado a la promoción internacional del deporte y a distribuir las ayudas a los países más pobres.